jueves, 4 de septiembre de 2008

L ´élégance du hérisson - La elegancia del erizo


Fragmento:


¿Qué guerra es esta que combatimos, seguros de nuestra derrota? Aurora tras aurora, extenuados ya de todas las batallas que aún están por venir, nos acompaña el espanto del día a día, ese pasillo sin fin que, en las horas postreras, será nuestro destino por haberlo recorrido tantas veces. Si, ángel mío, así es el día a día: tediosos, vacío y anegado en desdicha. Las calles del infierno no le son en nada ajenas; uno acaba allí un buen día por haber permanecido en ese pasillo demasiado tiempo. De un pasillo a las calles: entonces acaece la caída, sin sacudidas ni sorpresas. Cada día volvemos a experimentar la tristeza del pasillo y, paso a paso, seguimos el camino de nuestra lúgubre condena.
¿Vio él las calles? ¿Cómo se nace después de haber caído? ¿Qué pupilas nuevas sobre ojos calcinados? ¿Dónde empieza la guerra y acaba el combate?

1 comentario:

Unknown dijo...

Tus papabras, un soplo de melancòlia y resignaciòn, reververando desde adentro de un alma atrapada en un cuerpo que arrastra, sea por algùn contrato firmado en el màs allà y no recordamos, o es el precio que hay que pagar por alguna recompensa o por algùn castigo. Arrastramos por el fango piel y huesos como cadenas que nos atan los sueños de liberaciòn. Gracias por sus fotos estàn estupendas y esta relfexiòn que me hizo pensar con tristeza y con verdad