martes, 18 de marzo de 2008

ALGO SOBRE LA MUERTE DE MAYOR SABINES


Mientras los niños crecen, tú, con todos los muertos,
poco a poco te acabas.
Yo te he ido mirando a través de las noches
por encima del mármol, en tu pequeña casa.
Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas,
otro día sin garganta,
la piel sobre tu frente agrietándose, hundiéndose,
tronchando obscuramente el trigal de tus canas.
Todo tú sumergido en humedad y gases
haciendo tus desechos, tu desorden, tu alma,
cada vez más igual tu carne que tu traje,
más madera tus huesos y más huesos las tablas.
Tierra mojada donde había tu boca,
aire podrido, luz aniquilada,
el silencio tendido a todo tu tamaño
germinando burbujas bajo las hojas de agua.
(Flores dominicales a dos metros arriba
te quieren pasar besos y no te pasan nada.)

II

Mientras los niños crecen y las horas nos hablan
tú, subterráneamente, lentamente, te apagas.
Lumbre enterrada y sola, pabilo de la sombra,
veta de horror para el que te escarba.

¡Es tan fácil decirte "padre mío"
y es tan difícil encontrarte, larva
de Dios, semilla de esperanza!

Quiero llorar a veces, y no quiero
llorar porque me pasas
como un derrumbe, porque pasas
como un viento tremendo, como un escalofrío
debajo de las sábanas,
como un gusano lento a lo largo del alma.

¡Si sólo se pudiera decir: "papá, cebolla,
polvo, cansancio, nada, nada, nada"!
¡Si con un trago te tragara!
¡Si con este dolor te apuñalara!
¡Si con este desvelo de memorias
—herida abierta, vómito de sangre—
te agarrara la cara!

Yo sé que tú ni yo,
ni un par de valvas,
ni un becerro de cobre, ni unas alas
sosteniendo la muerte, ni la espuma
en que naufraga el mar, ni —no— las playas,
la arena, la sumisa piedra con viento y agua,
ni el árbol que es abuelo de su sombra,
ni nuestro sol, hijastro de sus ramas,
ni la fruta madura, incandescente,
ni la raíz de perlas y de escamas,
ni tu tío, ni tu chozno, ni tu hipo,
ni mi locura, y ni tus espaldas,
sabrán del tiempo obscuro que nos corre
desde las venas tibias a las canas.

(Tiempo vacío, ampolla de vinagre,
caracol recordando la resaca.)

He aquí que todo viene, todo pasa,
todo, todo se acaba.
¿Pero tú? ¿pero yo? ¿pero nosotros?
¿para qué levantamos la palabra?
¿de qué sirvió el amor?
¿cuál era la muralla
que detenía la muerte? ¿dónde estaba
el niño negro de tu guarda?

Ángeles degollados puse al pie de tu caja,
y te eché encima tierra, piedras, lágrimas,
para que ya no salgas, para que no salgas.

III

Sigue el mundo su paso, rueda el tiempo
y van y vienen máscaras.
Amanece el dolor un día tras otro,
nos rodeamos de amigos y fantasmas,
parece a veces que un alambre estira
la sangre, que una flor estalla,
que el corazón da frutas, y el cansancio
canta.

Embrocados, bebiendo en la mujer y el trago,
apostando a crecer como las plantas,
fijos, inmóviles, girando
en la invisible llama.
Y mientras tú, el fuerte, el generoso,
el limpio de mentiras y de infamias,
guerrero de la paz, juez de victorias
—cedro del Líbano, robledal de Chiapas—
te ocultas en la tierra, te remontas
a tu raíz obscura y desolada.

IV

Un año o dos o tres,
te da lo mismo.
¿Cuál reloj en la muerte?, ¿qué campana
incesante, silenciosa, llama y llama?
¿qué subterránea voz no pronunciada?
¿qué grito hundido, hundiéndose, infinito
de los dientes atrás, en la garganta
aérea, flotante, pare escamas?

¿Para esto vivir? ¿para sentir prestados
los brazos y las piernas y la cara,
arrendados al hoyo, entretenidos
los jugos en la cáscara?
¿para exprimir los ojos noche
a noche en el temblor obscuro de la cama,
remolino de quietas transparencias,
descendimiento de la náusea?

¿Para esto morir?
¿para inventar el alma,
el vestido de Dios, la eternidad, el agua
del aguacero de la muerte, la esperanza?
¿morir para pescar?
¿para atrapar con su red a la araña?

Estás sobre la playa de algodones
y tu maea de sombras sube y baja.

V

Mi madre sola, en su vejez hundida,
sin dolor y sin lástima,
herida de tu muerte y de tu vida.

Esto dejaste. Su pasión enhiesta,
su celo firme, su labor sombría.
Árbol frutal a un paso de la leña,
su curvo sueño que te resucita.
Esto dejaste. Esto dejaste y no querías.

Pasó el viento. Quedaron de la casa
el pozo abierto y la raíz en ruinas.
Y es en vano llorar. Y si golpeas
las paredes de Dios, y si te arrancas
el pelo o la camisa,
nadie te oye jamás, nadie te mira.
No vuelve nadie, nada. No retorna
el polvo de oro de la vida.

LA MUERTE NO MOLESTA...


La muerte no molesta, la muerte es, la muerte vive a nuestro lado y la literatura sólo la envuelve, la acompaña, pero no la evita. La muerte pasea cerca de nuestra espalda, ¿acaso no la notáis?, si eso es, justo eso, eso que creéis que es el viento, un susurro, eso que casi os roza, pues eso es, ahí está entre las páginas, cuando acabas justo la 66, al pasar a la siguiente ahí está, acechando por si os despistáis. Tenerla en cuenta porque ella se ha fijado en vosotros.......

Autor desconocido

lunes, 17 de marzo de 2008

DYLAN THOMAS-AND DEATH SHALL HAVE NO DOMINION


Y la muerte no tendrá señorío.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios,
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Bajo las ondulaciones del mar
los que yacen tendidos no morirán aterrados;
retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden,
amarrados a una rueda, aún no se romperán;
la fe en sus manos se partirá en dos,
y los penetrarán los daños unicornes;
rotos todos los cabos ya no crujirán más;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Aunque las gaviotas no griten más en su oído
ni las olas estallen ruidosas en las costas;
aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten
ya más la cabeza al golpe de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos,
las cabezas de los cadáveres martillearan margaritas;
estallarán al sol hasta que el sol estalle,
y la muerte no tendrá señorío.”

And death shall have no dominion.
Dead mean naked they shall be one
With the man in the wind and the west moon;
When their bones are picked clean and the clen bones gone,
They shall have stars at elbow and foot;
Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
Under the windings of the sea
They lying long shall not die windily;
Twisting on racks when sinews give way,
Strapped to a wheel, yet they shall not break;
Faith in their hands shall snap in two,
And the unicorn evils run them through;
Split all ends up they shan't crack;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
No more may gulls cry at their ears
Or waves break loud on the seashores;
Where blew a flower may a flower no more
Lift its head to the blows of the rain;
Through they be mad and dead as nails,
Heads of the characters hammer through daisies;
Break in the sun till the sun breaks down,
And death shall have no dominion.

sábado, 15 de marzo de 2008

PAUL CELAN-"EPITAFIO PARA FRANÇOIS"


Las dos puertas del mundo
están abiertas:
abiertas por ti
entre dos noches.
Las oímos golpear y golpear
y llevamos lo incierto,
y llevamos lo vivo a tu siempre

"De umbral en umbral"

viernes, 14 de marzo de 2008

GUSTAVO ADOLFO BECQUER-SUS OJOS SE CERRARON


Modest Urgell "Puerta de cementerio con una niña llorando"







Cerraron sus ojos, que aún tenía abiertos;

taparon su cara con un blanco lienzo;

y unos sollozando, otros en silencio,

de la triste alcoba todos se salieron.


La luz que en un vaso ardía en el suelo,

al muro arrojaba la sombra del lecho;

y entre aquella sombra, veiase a intervalos

dibujarse rígida la sombra del cuerpo.


Despertaba el día y a su albor primero,

con sus mil ruidos despertaba el pueblo.

Ante aquel contraste de vida y misterios,

de luz y tinieblas, medité un momento:

Dios mío, qué solos se quedan los muertos!


De la casa en hombros lleváronla al templo,

y en una capilla dejaron el féretro.

A11í rodearon sus pálidos restos

de amarillas velas y de paños negros.


Al dar de las ánimas el toque postrero

acabó una vieja sus últimos rezos;

cruzó la ancha nave, las puertas gimieron

y el santo recinto quedóse desierto.


De un reloj se oía, compasado el péndulo,

y de algunos cirios el chisporroteo.


Tan medroso y triste, tan oscuro y yerto

todo se encontraba que pensé un momento....

¡Dios mío, que solos se quedan los muertos!


De la alta campana, la lengua de hierro

le dio, volteando su adiós lastimero.

El luto, en las ropas y amigos y deudos

cruzaron en fila formando un cortejo.


Del último asilo oscuro y estrecho;

abrió la piqueta el nicho a un extremo

Allí la acostaron, tapiaronla luego

y con un saludo despidiose el duelo.


La piqueta al hombro el sepulturero,

cantando entre dientes, se perdió a lo lejos.

La noche se entraba, reinaba el silencio;

perdido en las sombras, medité un momento:

¡Dios mío, que solos se quedan los muertos!


En las largas noches del helado invierno,

cuando las maderas, crujir hace el viento

y azota los vidrios el fuerte aguacero;

de la pobre niña, a solas me acuerdo.


Allí cae la lluvia con un son eterno;

allí la combate el soplo del cierzo.

Del húmedo muro tendido en el hueco,

Acaso de frío, se hielan sus huesos! ...


¿Vuelve el polvo, al polvo? ¿Vuela el alma al cielo?

¿Todo es vil materia, podredumbre y cieno?

¡No sé: pero hay algo que explicar no puedo,

que al par nos infunde repugnancia y duelo,

al dejar tan tristes, tan solos, los muertos!...

jueves, 13 de marzo de 2008

VOLUNTAD Y LIBRE ALBEDRIO


Es un mal juego, pero hay otros. Los que hayan leído a Cioran o Durkheim quizá sientan un profundo respeto por el suicidio y, más aún, por los suicidas que no se suicidan. Desde esa paradoja las ideas sobre la vida y la muerte, la voluntad y el albedrío, nos invitan a un difícil viaje a través de un paisaje que, cuando no bordea la oscuridad total, se abre a la luz cegadora de un abismo, de un pozo sin fondo. Es lícito ponerse a prueba en lugares tan inhóspitos pero es estúpido y estéril confundir las propias opiniones con la realidad absoluta del mundo exterior.