domingo, 27 de febrero de 2011

Cementerios de París -Bustos y medallones -

Testas arrogantes, tristes, altivas, soñadoras, hasta sonrientes. Bustos y medallones que reflejan lo máximo posible a quien un día fue.
Esos bigotes , esos ropajes propios de su tiempo y ahora tan demodés pero que a mí me fascinan…me retrotraen al lejano pasado…
Actualmente no es tan común ver un busto y menos un medallón, pero en el siglo XIX, y bastante avanzado el XX, quien era de posibles (o tenía familiares o amigos pudientes) en su último lugar en la tierra se les podía ver inmortalizados en varios materiales como el mármol, hierro o en el melancólico bronce que con el paso de los lustros va adquiriendo ese color verde y va dejando con ayuda de la lluvia también esos regueros como si fueran lágrimas interminables, entre otros..
Los amigos y admiradores (quien los tuviera) contribuían mucho parece ser y para que no se olvidara nadie de ello siempre se dejaba inscrita la coletilla de “ses amis”.
En el cementerio del Père Lachaise hace unos pocos años desaparecieron varios bustos y medallones, entre otros obras de Auguste Rodin o Eutrope Bouret, piezas así deben valer una millonada, pero por lo último que se los ladrones fueron finalmente detenidos.















miércoles, 16 de febrero de 2011

Cementerios de París -Dame la mano-











¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.

Te esperé tantos años sin saberlo,
perdida dentro de mi laberinto…
ahora que me has abierto la salida,
dame la mano y llévame contigo.

No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma;
dame la mano y llévame contigo.

Llena mis hojas de apretada letra,
yo no quiero escribir, hazlo tú mismo,
enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.

Dondequiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.

No he de mirar atrás, sólo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío;
no te quiero perder; dame la mano,
dame la mano y llévame contigo.


Francisco Alvarez

miércoles, 9 de febrero de 2011

Un árbol




Un árbol sobre mis huesos.

Nada más.No.Nada más.

Silencio...

Si hay un árbol,sabran todos que debajo está mi cuerpo.

Los pájaros y los niños y el mar que gime a lo lejos.

Todo lo demás olvido hasta del hombre que quiero.

Gracias.

Enterradme en aquel cerro, en aquel desnudo cerro, desnudo y seco, como yo,si,como yo, orfandad de unos hijos que no espero.

Ay,mi corazón, abuelo, de tus bosques,ciudad mia.

Si me muero-que me muero- no me lleveis,no, al cementerio con los muertos.

¿Sabeis?Odio las manos cansadas de los sepultureros.

Que me entierren cuatro niños cantando un romance viejo.

Si, en aquel cerro, ¿lo veis tras de mi ventana?

Todos mis sueños pájaros en vuelo sobre los pinos futuros y ciertos de tus bosques del mañana, mi Almería.

Si mi muerte te da un árbol,muero.

¡Que dulce la muerte mía sobre tus desnudos cerros!

Celia Viñas Olivella (1915-1954)

jueves, 3 de febrero de 2011

Cementerios de París (Semillas)

Siempre me ha parecido romántico ver plantado en una tumba una planta o un arbolito. Es como si el finado renaciera en ese pequeño árbol o planta de hermosas flores. Hace 200 años hubo quienes les pareció romántico o especial plantar un árbol también. ¿Llegaron a pensar en que el débil arbolito se haría grande, inmenso, frondoso y hasta se adueñaría de la tumba? ¡seguro que no!, si lo hubieran pensado seguro que no lo hubieran plantado, pero los seres humanos tendemos a la inmediatez "tendría que pasar mucho tiempo para que se desarrollaría tal como lo vemos hoy"...y aquí está, dueño de todo. Los que en su momento fueron enterrados y les pusieron el árbol en su recuerdo y sus descendientes han desaparecido, pero ahí sigue el átbol, vivo y hermoso. Añadir para finalizar que las tumbas antiguas del Père Lachaise fueron vendidas a perpetuidad.