domingo, 15 de junio de 2008

Memento mori
















¿Qué significa “memento mori”? es una frase latina que significa literalmente: “recuerda que vas a morir” Su frase tiene origen en la antigua Roma, se usaba cuando un militar desfilaba por las calles después de una victoria, detrás de él iba un siervo que le recordaba con esas palabras lo temporal de toda vida, y para que tampoco se vanagloriara en demasía y cayera en la soberbia.

Esta frase también se ha utilizado para el tema que quiero tocar hoy: Desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX se denominaba así a las fotos post morten. Fotos que se hacían al familiar fallecido. El paso del tiempo va cambiando las costumbres. Ahora quien no profundice en el hecho y en el tiempo (pleno Romanticismo) puede pensar que era algo morboso, pero no lo era en absoluto. Muy pocas familias podían hacerse fotos en vida por su elevado precio, hacerse una foto era algo extraordinario pero cuando la muerte separaba para siempre al familiar entonces hacían un gran esfuerzo monetario y era cuando iban al profesional (habían fotógrafos que se dedicaban exclusivamente a las fotos post morten) para tener el único recuerdo de la faz del ser amado. En “Recuerdos fotgráficos”, Lyndsey Amadeo Gray dice:
“Imagina que eres parte de una familia en la era victoriana. La muerte es parte de tu vida diaria, así que es mucho más fácil de aceptar. La tasa de mortalidad durante esta época era prácticamente igual al número de nacimientos. La mayoría de las muertes eran de niños a causa de la viruela y la fiebre amarilla, y mujeres que morían en el parto. A menudo los niños le eran arrebatados de su familia antes de su primer cumpleaños.”
¿Morbosidad? En la época, nadie lo entendió así. Los retratos post mortem entremezclan la melancolía por el ser querido con el misterio que rodea a la muerte. .

Habían muchas formas de fotografiarlos, desde la actitud “dormida”, intentar captar hechos cotidianos u otros fotografiados directamente dentro del ataud. Los resultados eran numerosos, dependiendo de la habilidad y buen gusto del fotógrafo (quien también hacía las veces de maquillador) familiares y la causa y tiempo de la muerte, algunos son turbadores, otros patéticos, pero otros muchos dan una gran sensación de paz.

Fue una práctica generalizada en aquella época. Un apunte: En la película “Los otros” de Alejandro Amenazar hay una secuencia en que la protagonista descubre las fotos de la gente de servicio fallecida, entendiendo muchas cosas

El paso del tiempo abarató la fotografía y esa práctica cayó en desuso.

3 comentarios:

Horchata Frappé dijo...

Una costumbre que me parece muy comprensible, y creo que con su pérdida también lo hacen muchos detalles, irrecuperables, para futuras generaciones.

Neguev and me dijo...

No me gusta. Me parece una especie de culto morboso a la muerte. La aceptación de la muerte como algo natural, no está reñida con el culto a la vida...y por supuesto es lo contrario a la necrofilia. Esas caras de los difuntos fotografiados, inermes, sin expresión, nada dicén de lo que debieron ser en vida. Resultan angustiantemente fantasmagóricas...Solo imaginar los pasos previos al posado del difunto para que resultara lo mas parecido a cuando estaba vivo,me resulta angustioso. Y es que el cuerpo sin el aliento vital( que las religiones identifican con el alma) es una cáscara hueca.

M. Domínguez Senra dijo...

Tal vez esa costumbre convivió con el hecho de que la fotografía tuvo que ver en sus orígenes con algo preternatural. Es decir, que a lo mejor las fotografías ya eran de por sí tétricas -aunque no fueran de difuntos- porque nos están recordando que nada resiste.
Impresionantes imágenes de todas maneras.